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Sukun, sakina y Edgar Allan Poe



«Un oasis en el desierto de los benditos
Poema al-Araaf de E. A. Poe.


Sukun: del árabe, quietud, también silencio. En gramática, es el signo que representa la letra a la cual no le sigue ninguna vocal. Se describe como un pequeño círculo sobre dicha letra (sakin).
Sakina: idem, tranquilidad, sosiego.

«Huwa al-Ladhi anzala al-sakinata fi qulubi al-muminina»
(Él es Quien envía la tranquilidad al corazón de los creyentes)

Quran.
Sura al-Fath (capítulo La Victoria).



En capítulos más adelante, en la sura al-Nahl (Las Abejas), el Profeta Muhammad, bendita sea su alma, nos lega el siguiente verso divino:

«wa Allahu ja’ala lakum min buyutikum sakanan»
Cuya traducción es : «y Allah Ha hecho de sus hogares un lugar de tranquilidad«.

Muchas veces intentamos traducir ciertas palabras que, aunque con mucha fuerza nos resultan en aparente relación, a la hora de develar la génesis de su producción quedan bastante separadas entre sí como pequeñas islas en un inmenso oceano de significados. En contraste con ello, en el idioma árabe, pero sobre todo en el Islam, esto no suele suceder y todo tiene un por qué.
Como ejemplo y para dar cuenta de este andamiaje de reflexiones conceptuales, tanto silencio (sukun) como tranquilidad (sakina) están intimamente conectados. Mientras que el silencio es una particularidad experimentada por los seres humanos gracias a los órganos con los que fuimos dotados; la sakina, la tranquilidad o serenidad es una misericordia que «desciende» o es enviada por Allah (Dios) al corazón de los creyentes. Y ésta se puede hallar en Sus signos: en la quietud, en el reposo, en la ausencia de ruido y en la intimidad del hogar, es decir, en la tranquilidad donde vivimos. Por ésto son numerosas las narraciones proféticas islámicas, como así las de otras corrientes y filosofías orientales antiguas, que pregonan el orden, la limpieza, la carencia de decoración, la sobriedad, la ventilación, el alejamiento del bullicio y la iluminación natural en nuestros lugares comunes.

A propósito de ésto y en la constante de transitar un mundo tecnocrático exacervado en luminosidad y sonido, dónde tanto silencio como tranquilidad son tesoros ocultos muy fáciles de mencionar y traer a la realidad, pero dificultosos a la hora de emprender su verdadera busca; el gran poeta inglés Edgar Allan Poe tiene las palabras convenientes desde su estética tan particular y develadora:

«El nuestro es un mundo de palabras y a la quietud llamamos “silencio”, que es la más simple de todas las palabras

Del bellísimo poema al-Araaf (Las Alturas) que un joven Poe escribió de adolescente y que él mismo dio cuenta de inspirarse en el Quran y tomar el nombre de esa sura para su obra. Búsquenlo, leánlo, no tiene desperdicio y eleva la estética literaria a niveles cosmogónicos donde se realiza la auténtica lucha del ser; esa que se debate entre entre lo absoluto y lo eterno en contraste con lo contingente y lo temporal.

Dice el Sagrado Quran:

«Y llamarán los compañeros (1) de las Alturas (2) a los hombres a quienes reconocen por sus marcas diciendo: no ha servido lo acumulado (3) y la arrogancia (4).»

Sura al-A’raf (capítulo Las Alturas).

Líneas reveladas por nuestro Mensajero Bendito y provenientes de una Voz que resuena por sobre todas las voces artificiales del mundo y que, amén de ello, es imperceptible al oído de los negadores de la Unicidad. Poe también les recuerda la buena nueva a todos los hombres ahogados en la miseria de la abundancia propia del rey Midas e, incapaces de comprender lo Real, les explica que el origen de tanta majestuosidad es un reflejo de otro plano, puro, libre, perfecto y elevado:

«Oh, nada de la escoria nuestra…
Sin embargo, toda la belleza, todas las flores
que enumeran nuestro amor y adornan nuestras glorietas—
Adorna ese mundo lejos, lejos.»

Edgar Allan Poe.
Al-Araaf.



(1) sahabun, plural de sahaba/compañero
(2) al-Araf
(3) la riqueza los bienes, el acopio mundanal.
(4) kabir, soberbia, arrogancia. Los creyentes jamás pueden comportarse de esa forma, es un exceso alejado del adab/comportamiento islámico. Además que «Kabir» es uno de los más bellos nombres de Allah; pero este adjetivo no posee la misma connotación que la que aplicamos negativamente en las personas.


«El silencio es el jardín de la meditación».

Ali Ibn Abi Taleb, ra.
Cuarto califa del Islam.


Romina Yasmin Matuk.
Poeta y ensayista musulmana argentina.