Bayrut

Bayrut…

«Por todos los caminos llego a tu centro, Bayrut.
Sin pobreza, ni penas,
ni una luna de medio mes,
ni ráfagas de fuego arañando tu horizonte,
ni los enemigos de siempre subiendo por el sur.
En lo contrariado de un sueño tardío
cuando se enciende la primera vela que anuncia el subh:
¿cómo podré escribir sobre tu historia, tu ritmo, la gente, las modas, sabores, texturas, colores, alegrías y canciones, si no encuentro un dolor para hacerlo anhelo y romper mi corazón?

Todos los caminos me llevan a ti, Bayrut.
El humo que me envuelve sobre el licor prohibido,
tus calles y tu noche,
destellos de occidente,
la risa de tus mujeres,
Lo íntimo de tus hombres;
Rezos contra rezos y un león de hierro en la esquina de cada barrio…
¿A dónde fuga tu misterio, Bayrut?

Cuna de nácar, sábanas de seda,
casas de adobe y hoteles de primera;
pierna sin dueño que se enrolla a otra pierna
y una cintura quebrada en extasis se entrega hasta el olvido…
Se parte, se ablanda, se dobla, se pierde;
y muere para renacer al abrigo de la rutina y el trabajo.

Bayrut…
Eres sueño, poema y leyenda,
Oriente son tus ojos,
Y un imperio en tus entrañas,
Perla ardiente perdida en el seno de la tierra;
y unos labios carnosos y sedosos que se cierran y besan,
en lo oscuro del final,
a cada mártir, a cada héroe…

Oh, Bayrut…»

Romina Yasmin Matuk.

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